Las primeras raíces de la música flamenca

La música flamenca es, ante todo, de origen andaluz. Como empezó siendo música de pobres, su aparición en la escena musical no es más que una nota a pie de página en la historia. Los datos anteriores a la segunda mitad del siglo XIX son, en el mejor de los casos, escasos. La teoría más extendida es que los gitanos fueron los primeros en cantar el prototipo del cante. Es cierto que los cantes más importantes proceden de la cultura gitana: Soleares, Seguiriyas, Tangos y Bulerías. Sin embargo, su contribución real sigue siendo objeto de acaloradas discusiones entre algunos historiadores de la música.

Los gitanos, un pueblo itinerante, llegaron a España en el siglo XV, poniendo fin a su migración desde el norte de la India. La persecución persiguió a los gitanos durante siglos antes de que finalmente se establecieran en comunidades que se convirtieron en el terreno fértil del que surgió la música que hoy llamamos flamenco: la Triana de Sevilla, barrios gitanos de Cádiz, Jerez de la Frontera, Granada, Málaga, Ronda y otras ciudades y pueblos de Andalucía. La estrecha relación con los descendientes mozárabes de los moriscos, expulsados de España en 1492, y con los pueblos indígenas de clase baja influyó en su cultura. Los gitanos eran conocidos por su talento musical, especialmente por su interpretación tanto de canciones como de bailes. Su origen indígena también influyó en su gusto musical y en su producción vocal. El estilo de canto llamado "voz rajada" expresaba a la perfección la opresión, la tragedia y la persecución que sufría el pueblo gitano en su vida cotidiana. Los gitanos, que habían contribuido con sus valiosas habilidades a la economía de sus países de acogida, debían de sentir un profundo dolor por el comportamiento ingrato de sus anfitriones, que encontraba expresión musical a través de "el dolor en la garganta", que caracterizaba su canto.

El lenguaje de las coplas también reflejaba la trágica acogida que muchos gitanos experimentaron en sus vidas personales y profesionales. Los gitanos, sin embargo, fueron sólo un ingrediente del entorno musical que produjo la música flamenca. Las culturas morisca, paleocristiana, judaica y norteafricana también influyeron en la vida de Andalucía y contribuyeron a dar al flamenco su sabor único. De hecho, la escala modal que caracteriza la mayor parte de la música flamenca surgió de estas mismas fuentes. La cultura gitana, por tanto, fue sólo una de las muchas fuentes del sonido flamenco.

De hecho, existe una estrecha afinidad de forma y fraseo entre el flamenco y la música islámica. Ciertamente, había cantes árabes anteriores a la llegada de los gitanos, como el Fandango, así como otros que fueron adaptados y popularizados por otros residentes andaluces además de los gitanos. La influencia regional más destacada en la música flamenca se produjo dentro de una zona de Andalucía con centro en Jerez de la Frontera, que se extendía hasta incluir Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga y Ronda. Su frontera norte marcaba los antiguos límites de la conquista de España por los árabes. Las culturas persa y bizantina, así como la liturgia griega, también dejaron su huella en esta extraordinaria cultura. Estos elementos se convirtieron en el crisol del que surgió el fenómeno de la música flamenca. No es de extrañar que la música esté tan llena de pasión y conflicto. La música refleja la historia de ocupaciones y conquistas interminables de la región. Es un monumento de oro a la resistencia de los andaluces.

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