Las uñas tienen un gran impacto, literalmente, en la forma de tocar la guitarra flamenca. El impacto de su uña es la propia acción que hace vibrar la cuerda. Por lo tanto, cada uña debe ser lo suficientemente larga para producir una nota clara con un sonido penetrante. Sin embargo, no permita que sus uñas crezcan tanto que impidan la capacidad de sus dedos para moverse con facilidad. Para medir la longitud adecuada, observe cómo tocan la cuerda cuando toca apoyando y tirando. La parte carnosa de la yema del dedo apenas tocará la cuerda antes de que ésta sea golpeada por el extremo saliente de la uña. Este ligero roce ayudará a guiar la uña hacia la cuerda, pero no contribuye de forma significativa al sonido. Sus uñas, en cambio, contribuyen de forma esencial al sonido característico del flamenco, produciendo un "ataque" brillante que tanto entusiasma a sus oyentes. Sin embargo, en lo que respecta al pulgar, la producción de sonido requiere tanto de la uña como de la carne, como ya ha aprendido anteriormente.
Sin embargo, tenga cuidado de no convertirse en un "neurótico de las uñas", como ocurre con algunos guitarristas que hacen del cuidado de las uñas una pasión que les consume: hablan de uñas, piensan en uñas, e incluso sueñan con uñas. El cuidado de las uñas no es una tarea intimidante ni difícil. Sus uñas necesitarán una forma y un fortalecimiento cuidadosos para cumplir con las exigencias del flamenco, pero descubrirá que el tiempo dedicado a su preparación y protección se traduce en un mayor disfrute y progreso. Pronto podrá descubrir una rutina que le exija poco tiempo, pero que dé como resultado unas uñas ideales para tocar la guitarra flamenca.
Da forma a los extremos de las uñas de la mano derecha (así como alisa cualquier irregularidad que sobresalga en su superficie de juego) utilizando una tabla de esmeril de superficie fina y un papel de lija fino. Acabe sus uñas con el papel de lija o la tabla de esmerilado más finos. No utilices nunca abrasivos gruesos, como las limas metálicas. Dale a las puntas de las uñas un pulido final, frotándolas contra un trozo de cuero. Algunos profesionales utilizan la parte trasera (no los lados) de una caja de cerillas para este paso final.
Mira tus uñas, con las palmas hacia ti. Las uñas deben sobresalir aproximadamente 1/16 de pulgada (1 - 1,5 mm) más allá de las puntas de los dedos. Si las sostienes al trasluz, obtendrás una visión aún mejor de las puntas translúcidas de tus uñas. A medida que vayas avanzando, tu propio estilo de juego te obligará a modificar ligeramente esta regla. Por ejemplo, la uña del dedo meñique puede ser más larga que las demás, ya que su longitud adicional puede compensar su escasez con respecto a los demás dedos. Sólo se utiliza para los rasgueos, por lo que puede permitirse saltarse la regla en este caso. Es crucial dar la forma correcta a la uña del pulgar de la mano derecha, especialmente en el lado en el que hace contacto con la cuerda. Esto le ayudará a golpear la carne y la uña juntas. Los observadores a menudo se sorprenden por la longitud del resto de la uña del pulgar. Sin embargo, esta longitud ayuda a que el pulgar produzca un buen sonido, especialmente en los golpes ascendentes en la técnica de la alzapúa, que aprenderá más adelante. Con respecto a la mano izquierda, mantenga las uñas redondeadas suavemente y más bien cortas. Sin embargo, no las acorte demasiado, ya que estas uñas deben dar un respaldo firme a sus dedos, permitiéndole producir un sonido de cuerda en la técnica del "ligado".