Muchos tradicionalistas deploran el uso de la guitarra flamenca como instrumento de concierto en solitario. Comprensiblemente, les preocupa que el arte haya perdido el contacto con sus raíces como parte vital del cante. Es cierto que el interés generalizado por la guitarra clásica ha permitido a muchos entusiastas apreciar también la guitarra flamenca, con un conocimiento limitado de la historia del instrumento. Sin embargo, el lado positivo de este argumento es que las personas que viven fuera de Andalucía se adentrarán en el patrimonio del flamenco, en su forma más integral en el Cante, del que fluye gran parte de la fuerza de la guitarra flamenca.
Las raíces de la música flamenca se encuentran en las tradiciones más antiguas. Por lo tanto, esta música puede expresar los temas globales de la esperanza y la desesperación, que se comunican a través de las culturas. Su naturaleza improvisada le confiere una espontaneidad que tiene un amplio atractivo en todo el espectro cultural. Aunque se inspira en el Cante y el Baile, los artistas flamencos solistas encuentran su propia validez, expresando sus sentimientos más poderosos sin necesidad de una palabra. Cuando los guitarristas van más allá de la fría exhibición de su virtuosismo técnico, el arte del toque en solitario puede adquirir una nueva autosuficiencia y musicalidad. Es cierto que los estándares técnicos son más altos que nunca, pero los guitarristas deben aprender a ver estas habilidades como herramientas que les ayuden a alcanzar un propósito más elevado, ese objetivo de expresar toda la gama de emociones humanas en su música.
El futuro del flamenco es brillante y de gran alcance. Aunque la música pop ha atraído a algunos músicos, la búsqueda de la profundidad del significado y la tradición atraerá a muchos artistas hacia la inspiración del cante, asegurando que la tradición viva del flamenco crezca aún más como una forma de arte seria de alcance internacional, pero contemporánea en su capacidad de comunicar verdades universales, que trascienden el tiempo.
